miércoles, 27 de septiembre de 2017

Poesía

BEBER UNA COCA CONTIGO

es todavía más divertido que ir a San Sebastián, Irún, Hendaye, Biarritz, Bayonne
o tener náuseas en la Travesera de Gracia en Barcelona
en parte a causa de que con tu camisa naranja eres como un mejor y más alegre San Sebastián
en parte a causa de mi amor por ti, en parte a causa de tu amor por el yogur
en parte a causa de los tulipanes de naranja fluorescente alrededor de los abedules
en parte a causa del misterio que adquieren nuestras sonrisas ante la gente y las estatuas
cuando estoy contigo es difícil creer que pueda existir algo tan inmóvil
tan solemne tan desagradablemente definitivo como una estatua mientras que justo frente a ella
bajo la cálida luz de Nueva York de las 4 en punto deambulamos por aquí y allá
entre uno y otro como un árbol que respira a través de sus lentes

y en la exposición de retratos parece no haber absolutamente ningún rostro, solo pintura
de pronto te preguntas por qué demonios alguien los hizo
te miro
a ti y preferiría mirarte a ti que a todos los retratos del mundo
tal vez con la excepción del Jinete polaco de vez en cuando y que de todos modos está en el Frick
al que todavía no fuiste gracias a Dios así que podremos ir juntos por primera vez
y el hecho de que te mueves de una manera tan hermosa más o menos resuelve el Futurismo
igual que estando casa nunca pienso en el Desnudo bajando una escalera o
estando en un ensayo en ese dibujo de Leonardo o Miguel Ángel que solía maravillarme
y de qué les sirven a los Impresionistas todas las investigaciones sobre ellos
si nunca encontraron a la persona indicada con la cual pararse junto al árbol al caer el sol
o para el caso a Marino Marini si no eligió al jinete con el mismo 
cuidado que al caballo 
parece que todos ellos fueron privados de alguna experiencia maravillosa
la cual yo no voy a desperdiciar razón por la cual te lo estoy diciendo

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